LOS PROBLEMAS MÁS GRAVES
La deforestación es un grave problema para la salud del planeta que nos afecta a todos, y aunque los intentos por frenarla logran discretos resultados, no consiguen revertir la tendencia. El desastre ambiental ocasionado por la progresiva desaparición de la masa forestal provoca perdidas ambientales incalculables y de difícil o imposible recuperación.
En efecto. más que hablar de árboles hemos de hablar de bosques, de ecosistemas y de todo lo que afecta o depende de ellos, y es precisamente con este enfoque como se entiende que la tala indiscriminada o de la tala inmoderada de árboles sea mucho más que un atentado ecológico puntual en un área concreta, ya que termina afectando a todo el planeta. Sobre todo, además, porque se trata de una práctica muy extendida que se lleva a cabo a escala global, con pérdidas de hasta 10 millones de hectáreas de bosques.
Con el paso del tiempo, lo que sucede es que se va perdiendo la calidad del suelo de forma definitiva. La tala de árboles se lleva a cabo desde la prehistoria, aunque los fines y la capacidad han ido variando.
CONSECUENCIAS DE LA DEFORESTACIÓN
La tala de árboles indiscriminada además de suponer la muerte del árbol, supone una gran pérdida que resulta especialmente dramática cuando se trata de árboles centenarios, la tala indiscriminada acelera la desaparición de la masa forestal, que son grandes sumideros naturales de carbono, es decir que absorben dióxido de carbono de la atmósfera y renuevan el aire aportando oxígeno. No es por casualidad que los bosques sean llamados los pulmones del planeta.
LA REMODELACIÓN DE LOS BOSQUES
Cada vez nos preocupa más el cambio climático: según una encuesta de las Naciones Unidas, la mayoría de la población mundial lo considera el principal reto al que nos enfrentaremos durante la próxima década. Y es que el crecimiento exponencial de los núcleos urbanos, la agricultura o la ganadería extensivas, entre otros factores, han contribuido a la desaparición de enormes zonas de bosque cuyo papel era fundamental para la absorción del CO2 de la atmósfera. De ahí el valor que tienen los sumideros de carbono, es decir, los sistemas o procesos que permiten extraer gases de la atmósfera y almacenarlos como una solución natural y complementaria para ayudar en el reto de frenar el calentamiento global.
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