03 febrero 2021

La Guerra de Independencia española

 

La Guerra de Independencia española

 

Estas guerras se consideran parte de las guerras napoleónicas que empezaron en Europa,  se desarrollaron entre 1808 y 1814. Los beligerantes de estas fueron España contra el primer imperio francés y además nos ayudaban Inglaterra y Portugal.

 

Trasfondo de esta:

 

Todo empieza con  el Tratado de Fontainebleau de 27 de octubre de 1807, cuando el primer ministro español Manuel Godoy preveía, de cara a una nueva invasión hispano-francesa de Portugal, el apoyo logístico necesario al tránsito de las tropas imperiales.  España y la Francia napoleónica ya habían sido aliados de armas tiempo atrás en batallas como la de Trafalgar contra los ingleses, lo cual no salió muy bien.

Bajo el mando del general Junot, las tropas francesas entraron en España el 18 de octubre de 1807, cruzando su territorio a toda marcha en otoño, y llegaron a la frontera con Portugal el 20 de noviembre.

Sin embargo, los planes de Napoleón iban más allá, y sus tropas fueron tomando posiciones en importantes ciudades y plazas fuertes con objeto de derrocar a la dinastía de los Borbones y suplantarla por su propia dinastía, convencido de contar con el apoyo popular.

                                                                                        

La población civil no estaba de acuerdo con esta toma de poder napoleónica, sin embargo, el rey de aquel entonces, Fernando VII ,”el deseado” tuvo que abdicar en favor del hermano de Napoleón José Bonaparte, o como lo llamaban en la península Pepe Botella, puesto que fue aprisionado en Francia.

El descontento de los ”patrióticos” españoles hizo que en la mayoría de ciudades del país hubiera resistencia armada de milicianos, aunque también había  algunas ciudades que se rindieron a los franceses.


Defensa de Madrid, levantamiento del 2 de mayo de 1808

Óleo de Joaquín Sorolla.

 

Se fundaron las cortes, un Consejo de Regencia de España e Indias, llamada también Regencia de España, creado en 1810, y como su nombre lo indica, representaba el órgano de gobierno y se atribuía igual autoridad que el rey Fernando VII, y tuvo como misión la organización de las Cortes Constituyentes. Ejerció los poderes ejecutivo y legislativo españoles durante la ocupación napoleónica de España. Se componía de representantes de las juntas que se habían formado en las provincias españolas.

El levantamiento contra los franceses partió de las clases populares y de los notables locales. Comenzó como una serie de motines espontáneos, pero su reiteración y su rápida expansión por todo el país permiten entrever cierto grado de inducción o, cuando menos, de coordinación.

 


-Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, de Francisco de Goya, representa la represión del ejército francés el 3 de mayo en Madrid-

 

Es probable que el detonante fuera la presión de las tropas de ocupación sobre la población civil, la obligación de mantener a un ejército depredador de alimentos y bienes de consumo básico, máxime cuando el país había atravesado recientemente por un ciclo de hambrunas y malas cosechas.

Las ciudades fieles al rey y a la regencia no se rindieron a los franceses, ejemplos de ello, ciudades como: Cádiz, Gerona y Zaragoza con héroes como el general Palafox. Algunas se rindieron y otras fueron tomadas, como Sevilla en la batalla del puente de Triana.

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Reconocimiento a los protectores de Saragoza.

 

Finalmente las tropas Napoleónicas se marcharon al norte para combatir en Rusia.

Fue una guerra larga y destructora: Francia perdió unos 200 000 hombres y España entre 300 000 y 500 000. Además, la guerra resultó muy costosa. Los ejércitos contendientes y las guerrillas se aprovisionaron sobre el terreno mediante requisas.

La devastación y los robos diezmaron la producción agraria, mientras que los campesinos no se animaron a cultivar por la incertidumbre.

 Las cosechas de 1811 y 1812 fueron malas y escasas. La falta de subsistencia extendió el hambre y provocó una intensa crisis de mortandad en 1812.

 

 No solo cayó la producción agrícola, hubo industrias que casi desaparecieron como la textil lanera de Castilla, ya que los rebaños de ovejas merinas sirvieron para alimentar a las tropas.

El transporte de mercancías se paralizó, pues los bueyes, mulos, caballos y otros animales de tiro fueron incautados por los militares. Por último, la guerra generó un fuerte déficit en las finanzas públicas: en 1815 la deuda estatal superaba los 12 000 millones de reales, cifra veinte veces superior a los ingresos anuales ordinarios.

 

La firma del tratado de Valençay por el que se restituía en el trono a Fernando VII, el Deseado, como monarca absoluto, fue el comienzo de un tiempo de desilusiones para todos aquellos que, como los diputados reunidos en las Cortes de Cádiz, habían creído que la lucha contra los franceses era el comienzo de la Revolución española y también el inicio de la guerra de independencia hispanoamericana que perdimos por aquellas épocas.

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