Estas últimas semanas está habiendo más tensión de lo habitual entre Rabat y Argel, que ya estaban muy enemistados desde la liberación de ambos como estados independientes.
Las primeras confrontaciones fueron en septiembre de 1963, cuando sus respectivas fuerzas armadas pelearon en la llamada "guerra de las arenas", una puntual disputa fronteriza que no llegó a provocar cambio territorial alguno.
Las fricciones y los desencuentros son elementos habituales de la rivalidad vecinal que ambos mantienen por el liderazgo del Magreb zona fronteriza de importancia económica para ambos.
Todo esto acrecentado por la ayuda que Argelia brinda al Frente Polisario al que ya he mencionado en otras ocasiones y que está en guerra permanente con Marruecos.
Todo esto se viene acrecentado por la mención de soberanía que hacia Trump hace meses, apoyando a Marruecos sobre la zona del Sahara occidental, que en un principio debía ser repartida.
El cierre de la frontera entre ambos países, que se remonta ya a 1994 –tras un cruce de acusaciones mutuas sobre un atentado registrado en Marrakech el cual costó la vida a cuatro turistas españoles–
Es de mencionar que una guerra a gran escala es prácticamente imposible ya que las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos las (FAR) está muy por debajo del Ejército Popular de Argelia, en poder de combate. Pero recordemos que la guerra no es solo militar, y esto es lo que ha llevado a Argel a cerrar el gasoducto Magreb Europa desde el pasado día 1, cosa que también perjudica a España.
Pero sobre todo la medida castiga a su vecino, no solamente porque dejará de recibir los ingresos derivados del tránsito del gas hacia España y Portugal, sino, sobre todo, porque dejará de contar con el gas necesario para el funcionamiento de sus dos centrales de ciclo combinado que producían en torno al 10% de la electricidad del país.
La situación de Marruecos es entre la espada y la pared, puesto que todavía no ha logrado cerrar la crisis con España, sino que también acaba de recibir una bofetada del Tribunal General de la Unión Europea.
La guerra directa es ficción pero a Argelia le queda un comodín en la baraja las muy menguadas fuerzas del Frente Polisario gracias a las que Argelia puede enviar un mensaje más contundente a Marruecos, recibiendo no solo más permiso para moverse, sino también más medios para poder golpear a las FAR a lo largo del muro.
Nada de eso es una buena noticia para España, al contrario. De momento, se están sufriendo las consecuencias del cierre del gasoducto, dado que, aunque seguramente no vaya a haber falta de suministro, sí habrá que pagar el gas a precios más elevados.
Pero también es inevitable que el rearme de estos vecinos acabe afectando a nuestros propios planes de defensa. Y más aún si terminan por enfrentarse en el campo de batalla.
Como es obvio, Europa iba a tener alguna repercusión y esta es la de la subida del precio del gas natural aunque al menos estos gaseoductos no serán cerrados al final.
Aquí acaba esta reflexión sobre la subida del precio del gas, y el porqué de esto.
Estoy seguro de que esto tendrá repercusión a largo plazo sobre nuestras carteras, por lo que os mantendré informados a quienes quieran leer datos interesantes en este blog formado a partir de trabajo en equipo, sin más me despido, hasta la próxima.
FLIX
No hay comentarios:
Publicar un comentario