La Invencible Inglesa o Contra-armada o Expedición Drake-Norreys fue una flota de invasión enviada contra la Monarquía Hispánica por la reina Isabel I de Inglaterra en la primavera de 1589, en el marco de la guerra anglo-española de 1585-1604. Los anglosajones se refieren a ella como English Armada, Counter Armada o Drake-Norris Expedition.
Este último nombre se debe a que la expedición fue comandada por Sir Francis Drake, que ejercía de almirante de las embarcaciones, y por John Norreys que tenia como misión ser el general de las tropas que desembarcaran.
Tenían intención de aprovechar la inexistencia de una flota española que pudiera efectuar una resistencia marítima gracias al fallo de la armada invencible, de esa manera estaban seguros de poder desembarcar.
Los objetivos ingleses eran tres.
- El primero y fundamental era destruir el grueso de los restos de la Armada Invencible (Grande y Felicísima Armada), que se encontraban en reparación en los puertos de la costa cantábrica, principalmente en Santander.
- El segundo objetivo era tomar Lisboa y reclamar el trono a favor del Prior de Crato, Antonio de Crato, pretendiente a la Corona portuguesa, que viajaba con la expedición. Crato había firmado con Isabel I unas cláusulas secretas por las que, a cambio de la ayuda inglesa, le ofrecía cinco millones de ducados de oro y un tributo anual de 300 000 ducados.
También le ofrecía entregar a Inglaterra los principales castillos portugueses y mantener a la guarnición inglesa a costa de Portugal. Asimismo prometía darle quince pagas a la infantería inglesa y permitir que Lisboa fuera saqueada durante doce días, siempre que se respetasen las haciendas y vidas de los portugueses y se limitase el saqueo a la población y hacienda de otros hispanos.
Además de todo esto, se daba vía libre para la penetración inglesa en Brasil y en el resto de las posesiones coloniales portuguesas. De facto, estas cláusulas convertían a Portugal en un vasallo de Inglaterra y brindaban a Isabel I la posibilidad de tener su propio imperio en ultramar.
- Finalmente, como tercer objetivo, se tomarían las islas Azores y se capturaría a la flota de Indias. Esto permitiría a Inglaterra tener una base en el Atlántico desde la que atacar los convoyes españoles que venían de América, lo que supondría un avance significativo hacia el objetivo más a largo plazo de arrebatar a España el control de las rutas comerciales hacia el Nuevo Mundo.
La operación acabó en una total derrota, sin precedentes para los ingleses, y constituyó un rotundo fracaso de dimensiones comparables a las de la Armada Invencible española. A raíz de este desastre, el que había sido hasta entonces héroe popular en Inglaterra, Francis Drake, cayó en desgracia.
Partida
La flota inglesa partió de Plymouth el 13 de abril de 1589. Al salir, la flota consistía en seis galeones reales, 60 buques mercantes ingleses, 60 urcas holandesas y unas 20 pinazas, además de docenas de barcazas y lanchas. En total, entre 170 y 200 naves, más numerosa por tanto que la Armada Invencible, que había estado compuesta por 121 hasta 137 barcos.
Además de las tropas de tierra, embarcaron 4000 marineros y 1500 oficiales. El número total de combatientes, entre marineros y soldados, fue contabilizado antes de zarpar en 27 667 hombres.
Drake se negó a atacar Santander como se le había ordenado, alegando vientos desfavorables y el temor a verse cercado por la flota española en el golfo de Vizcaya.
En su lugar, Drake decidió poner rumbo a la ciudad gallega de La Coruña. No están claros los motivos que le llevaron a tomar esa decisión, pero pudo haber dos razones fundamentales: en primer lugar el corría el rumor de que en La Coruña se custodiaba un fabuloso tesoro valorado en millones de ducados, lo cual era falso, y por otra parte La Coruña era base de partida de numerosas flotas españolas, por lo que poseía grandes reservas de víveres.
Las defensas de La Coruña eran bastante deficientes. Tras conocer el peligro, se ordenó encender fuego en la torre de Hércules para avisar del riesgo a toda la comarca.
Ataque a La Coruña (4-19 de mayo de 1589)
Durante los siguientes días, las tropas inglesas al mando de John Norris atacaron la ciudad, tomando sin demasiada dificultad la parte baja de la misma, saqueando el barrio de La Pescadería y matando a unos 500 españoles, entre los cuales se contaban numerosos civiles.
Tras esto, los hombres de Norris se lanzaron a por la parte alta de la ciudad, pero esta vez se estrellaron contra las murallas coruñesas.
Apostados tras ellas, la guarnición y la población de la villa, incluyendo a mujeres y niños, se defendió con total determinación del ataque inglés, matando a cerca de 1000 asaltantes.
Fue durante esta acción donde se distinguió la que hoy en día sigue siendo considerada heroína popular en la ciudad de La Coruña: María Mayor Fernández de la Cámara y Pita, más conocida como María Pita.
La leyenda cuenta que muerto su marido en los combates, cuando un alférez inglés arengaba a sus tropas al pie de las murallas, doña María se fue sobre él con una pica y lo atravesó, arrebatándole además el estandarte, lo que provocó el derrumbe definitivo de la moral de los atacantes.
María Pita fue nombrada por Felipe II Alférez Perpetuo.
Finalmente, y ante la noticia de la llegada de refuerzos terrestres, las tropas inglesas abandonaron la idea de tomar la ciudad y se retiraron el 18 de mayo, habiendo dejado tras de sí unos 1000 muertos españoles, y habiendo perdido por su parte unos 1300 hombres, además de entre dos y tres buques y cuatro barcazas de desembarco, todos ellos hundidos por los cañones del fuerte de San Antón y los barcos españoles.
-Fuerte de San Antón-
Además, en aquel momento las epidemias empezaron a hacer mella entre las tropas inglesas, lo cual unido al duro e inesperado rechazo en la ciudad contribuyó al decaimiento de la moral y al aumento de la indisciplina entre los ingleses.
Tras hacerse a la mar, diez buques de pequeño tamaño con unos 1000 hombres a bordo decidieron desertar y tomaron rumbo a Inglaterra.
El resto de la flota, a pesar de no haber conseguido aprovisionarse en La Coruña, prosiguió con el plan establecido y puso rumbo a Lisboa.
Ataque a Lisboa (26 de mayo-16 de junio de 1589)
La flota inglesa fondeó en la ciudad portuguesa de Peniche el 26 de mayo de 1589 e inmediatamente comenzó el desembarco de las tropas expedicionarias comandadas por Norreys.
Inmediatamente la fortaleza de la ciudad, bajo mando de un seguidor de Crato, se rindió a los invasores.
Acto seguido, el ejército comandado por Norreys, compuesto a aquellas alturas de la misión por unos 10 000 hombres, partió rumbo a Lisboa, defendida mayormente por una guardia teóricamente poco afecta a Felipe.
Paralelamente, la flota comandada por Drake también puso rumbo a la capital portuguesa. El plan consistía en que Drake forzaría la boca del Tajo y atacaría Lisboa por mar, mientras Norreys, que iría reuniendo adeptos y pertrechos por el camino, atacaría la capital por tierra para finalmente tomarla.
Pero lo cierto es que el ejército inglés tuvo que soportar una durísima marcha hasta llegar a Lisboa, siendo hostigados por los constantes ataques de las partidas hispano-portuguesas, que les causaron cientos de bajas, y por las epidemias que ya traían de los barcos.
Además, las autoridades españolas habían vaciado de materiales y pertrechos utilizables por los ingleses todos los pueblos entre Peniche y Lisboa.
Por otro lado, la esperada adhesión de la población portuguesa no se produjo nunca.
Más bien al contrario, la población civil lusa hizo el completo vacío a las tropas inglesas, y en todo el camino hacia Lisboa los ingleses no consiguieron sumar más que unos 300 hombres.
En realidad, parece que para los portugueses de a pie, los supuestos libertadores no eran más que unos herejes que llevaban años saqueando sus costas y atacando sus barcos pesqueros y mercantes.
Por otro lado, los ingleses no contaban más que con 44 caballos, por lo que tenían que transportar la mayor parte del material haciendo uso de los soldados. Al llegar los ingleses a Lisboa, tras haber recorrido 75 kilómetros infernales, su situación era dramática porque carecían de medios para forzar su entrada en la capital. Les faltaban pólvora y municiones, no tenían caballos ni cañones suficientes y se les habían agotado los alimentos.
Sorprendentemente para los ingleses, la ciudad no solo no daba muestras de pretender rendirse, sino que se aprestaba a la defensa.
La guarnición lisboeta estaba compuesta por unos 7000 hombres entre castellanos y portugueses.
Si bien las autoridades españolas no confiaban totalmente en las tropas portuguesas, nunca llegaron a producirse levantamientos ni motines.
Por otra parte, en el puerto fondeaban unos 40 barcos de vela bajo mando de Matías de Alburquerque, y las 18 galeras de la Escuadra de Portugal, bajo mando de don Alonso de Bazán (hermano del ilustre marino español), se preparaban para el combate.
-Vista obtenida desde el castillo de San Jorge-
Fueron repelidos por la flota portuguesa y el castillo de San Jorge.
La derrota final y sus consecuencias
Tras la dura derrota sufrida por el ejército de Norris, Drake decidió abandonar con su flota las aguas lisboetas y adentrarse en el Atlántico. Por su parte, los marinos españoles se dispusieron para la persecución del enemigo.
Mientras la flota inglesa navegaba dispersa debido las tempestades y a la escasez de dotaciones en los navíos, don Diego Aramburu recibió la noticia de que el enemigo navegaba en pequeños grupos por el Cantábrico camino de Inglaterra por lo que inmediatamente partió de los puertos cantábricos al mando de una flotilla de zabras a la busca de presas, consiguiendo finalmente capturar dos buques ingleses más, que remolcó a Santander.
La retirada inglesa degeneró en una carrera individual en la que cada buque luchaba por su cuenta para llegar lo antes posible a un puerto amigo.
La expedición de la Contraarmada está considerada como uno de los mayores desastres militares de la historia de la Gran Bretaña, quizá solo superado, siglo y medio después y durante la Guerra del Asiento, por la derrota sufrida en el sitio de Cartagena de Indias de nuevo a manos de tropas españolas. Según varios historiadores británicos.
De los más de 18 000 hombres que formaron aquella flota de invasión descontados los numerosos desertores, solo 5000 regresaron vivos a Inglaterra.
Es decir, más del 70 por 100 de los expedicionarios fallecieron en la operación. Entre la oficialidad, las bajas mortales también fueron muy altas: el contraalmirante William Fenner, ocho coroneles, decenas de capitanes y centenares de nobles voluntarios murieron debido a los combates, los naufragios, y las epidemias de aquella empresa. A las pérdidas humanas hay que añadir la destrucción o captura por los españoles de al menos doce navíos, y otros tantos hundidos por temporales.
Además de esto, los ingleses perdieron también al menos 18 barcazas y varias lanchas.
Esta guerra provoco que Isabel I tuviera que declararse en bancarrota y España e Inglaterra y sus consecuencias directas fue la del tratado de Londres de 1604 que estipulaba una supremacía española en aguas del pacifico y la actual América.
Al final de este texto quiero recalcar importancia de que la guerra de panfletos siempre gana a la realidad y todos conocemos el desastre de la Armada Invencible pero muy pocos la de la Contra-armada Inglesa siendo ahora cuando grandes historiadores tanto ingleses como españoles escriben sobre este suceso.
Espero que os haya gustado, un saludo y ¡hasta la próxima amigos!